Min turab2025-11-12T15:20:27+00:00
Mujer volando una cometa en el desierto junto a un puesto de juguetes frente a una torre eléctrica – Fotografía de Roger Grasas
WORKS

Min turab

Min Turab—expresión árabe que significa “de la tierra”— es un proyecto documental de largo recorrido (2009-2016) que toma como objeto de análisis una materia prima que ha transformado el planeta Tierra a lo largo del siglo XX: el petróleo. En el marco de la actual y omnipotente alianza entre capitalismo y tecnología, este recurso natural, que requiere millones de años para formarse en el subsuelo terrestre, una vez extraído y procesado, altera vertiginosamente el paisaje que se extiende sobre la superficie.

Partiendo de esta paradoja, Min Turab despliega un análisis visual del presente, capturando fotográficamente las rupturas e incongruencias paisajísticas de las “monarquías petroleras” del Golfo (Arabia Saudí, Qatar, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait), ejemplos hiperbólicos de transformaciones tan prodigiosas como aceleradas.

Impulsadas por los colosales ingresos procedentes de los hidrocarburos fósiles –junto con la globalización, el auge del turismo y la importación de las nuevas tecnologías– estas transformaciones han dado lugar a modos de vida radicalmente distintos de la austera cultura nómada de los beduinos (en árabe, “moradores del desierto”), originarios de la península arábiga.

A pesar de la escasa presencia humana en las imágenes,  Min turab sugiere, a través de las huellas en el territorio, la alienación del ser humano en la era digital, así como la inquietante colonización tecnológica del paisaje contemporáneo. Oscilando constantemente entre naturaleza y artificio,  y empleando la deriva psicogeográfica como método de creación visual, la serie desdibuja las fronteras geográficas y adopta como eje narrativo un punto de vista periférico, residual, casi anecdótico.

GALLERY
VIDEOGRAPHY

Inshallah

2018 / Duración 20′ 06»

Quién, si no, ha estabilizado la tierra, colocado por ella ríos,
fijado montañas y puesto una barrera entre las dos grandes masas de agua?
 ¿Hay un dios junto con Allah? No, pero la mayoría no lo saben. 

Surat An-Naml 27:61 Del noble Corán

En los países árabes de la región del Golfo Pérsico, cualquier alusión al futuro suele ir acompañada de la expresión In sha Allah, que denota esperanza y deseo de que algo ocurra, si Dios quiere. La enorme afluencia de capital derivada de los recursos naturales, la globalización económica y el turismo, junto con la llegada de nuevas tecnologías, ha introducido en estos países formas de vida que pertenecen más a la era digital que a la austera cultura nómada de los beduinos que habitaron antaño la península arábiga. Como consecuencia, países como Arabia Saudita, Catar, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Omán han experimentado un profundo proceso de transformación, no solo en sus sociedades y culturas, sino también en sus paisajes y en su estética.

Inshallah documenta esta mutación urbana e interurbana. Las costumbres tradicionales del islam conviven con espacios posmodernos, mientras los paisajes históricos se ven alterados por las nuevas tecnologías. Roger Grasas ofrece una visión conceptual de los espacios contemporáneos para explorar la categoría de lo “extraño” en este nuevo paisaje árabe, donde pasado y futuro se fusionan hasta diluir el presente.

En los países árabes de la región del Golfo Pérsico, cualquier alusión al futuro suele ir acompañada de la expresión In sha Allah, que denota esperanza y deseo de que algo ocurra, si Dios quiere. La enorme afluencia de capital derivada de los recursos naturales, la globalización económica y el turismo, junto con la llegada de nuevas tecnologías, ha introducido en estos países formas de vida que pertenecen más a la era digital que a la austera cultura nómada de los beduinos que habitaron antaño la península arábiga. Como consecuencia, países como Arabia Saudita, Catar, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Omán han experimentado un profundo proceso de transformación, no solo en sus sociedades y culturas, sino también en sus paisajes y en su estética.

Inshallah documenta esta mutación urbana e interurbana. Las costumbres tradicionales del islam conviven con espacios posmodernos, mientras los paisajes históricos se ven alterados por las nuevas tecnologías. Roger Grasas ofrece una visión conceptual de los espacios contemporáneos para explorar la categoría de lo “extraño” en este nuevo paisaje árabe, donde pasado y futuro se fusionan hasta diluir el presente.

Roger Grasas
Min Turab

Desde hace algunos años, ciertos puntos del planeta se disputan de forma obscena los mayores niveles de extravagancia, espectacularidad y despropósito medioambiental fomentado a golpe de petrodólar. La visión que propone Roger Grasas respecto a estos nuevos centros urbanos en su desarrollo desaforado, tiene que ver con un posicionamiento ligeramente distinto: el de las afueras, el borde, la periferia o el callejón. Si a mediados de los años ochenta John Gossage, invitado a fotografiar en Arabia Saudí, declaraba sentirse interpelado por esa “nada” que ofrecía entonces el desierto y donde algunos locales procuraron evitarle decepciones por la ausencia de supuestos lugares de interés, unos cuantos años más tarde el proyecto Min Turab —que en árabe significa literalmente ‘de la tierra’, lo que brota de ella— se propone constatar cómo se resquebraja esa nada: el punto exacto de su rotura, allí donde un paisaje se desgarra y otro nuevo se impone barriendo el anterior. Claro que el paisaje no es únicamente la tierra, el territorio que pisamos, sino también la forma que tenemos de percibirlo, de comprenderlo y evocarlo visualmente. De ahí que podamos concluir que en esa ambivalencia semántica del lenguaje que atribuye al concepto “paisaje” una doble realidad, material y cultural, también se juega la globalización del territorio. Las fotografías de Min Turab lo indican sin ambages.

Donde rompe el paisaje
Marta Dahó

Texts by Marta Dahó
Editing by Gonzalo Golpe
Design by Jaime Narváez

Published by RM Verlag
Publication year: 2017
ISBN: 978-84-17047-19-1

Awards:
Honorable mention at RM Photobook Awards 2016

Dimensions: 19 x 26,5 cm
Pages: 96
Images: 59
Edition: 1000
Hardcover
Language: English or Spanish

Donde rompe el paisaje

“Los paisajes alterados por el hombre”. Desde hace algunos años, esta expresión se ha convertido en una fórmula recurrente, especialmente en el ámbito de la fotografía contemporánea, donde suele utilizarse para definir aquellos entornos en los que la agencia humana es explícita y visible. A pesar de su anacronismo –al fin y al cabo los homínidos, como cualquier otro ser vivo, alteraron el planeta desde un principio–, su empleo no suele implicar ningún atisbo de ironía, más bien lo contrario. ¿A qué realidades se refiere, pues, esta fórmula para que se haya impuesto con tanta naturalidad en los últimos tiempos? ¿Qué nuevas alteraciones pretende señalar?

Aunque el territorio, sobre todo a partir de mediados del siglo XX, ha sufrido transformaciones a escala planetaria incomparables a las de cualquier época anterior, el éxito de esta expresión, al menos en lo que atañe al medio fotográfico, no puede desvincularse del todo de la impresionante fortuna crítica que tuvo una exposición presentada en 1975 −discreta en sus intenciones, pero insoslayable en su influencia posterior− como fue New Topographics, cuyo subtítulo era precisamente el de Photographs of a Man-Altered Landscapes. Fue también en esa época, como bien reflejaba el planteamiento de William Jenkins, comisario de la muestra, cuando el entorno empezaba a ser analizado fotográficamente desde otros puntos de vista, desde otras perspectivas menos idílicas y mucho menos espectaculares que las que habían prevalecido hasta ese momento. No obstante, pocos críticos ahondaron por aquel entonces en el brillante planteamiento de Jenkins, y probablemente tampoco prestaron especial atención a la diversidad de los proyectos seleccionados para la exposición que, quizá de forma demasiado automática, quedaron asociados a un simplificado deseo de ilustrar la transformación del paisaje norteamericano.

Muchos artistas y fotógrafos pertenecientes a esa generación que empezó su andadura profesional en los años sesenta, y no únicamente en Estados Unidos, decidieron trabajar –aunque fuera por razones y con enfoques artísticos fundamentalmente diversos– en territorios donde pudieran fotografiar menos condicionados por las imposiciones heredadas de la cultura paisajística occidental. Por otra parte, no es menos cierto que, con el tiempo, la atención a ese tipo de espacios −vacíos, planos, mudos, comunes o apagados, como rezaban con precisión las indicaciones de Robert Smithson a la hora de elegir dónde fotografiar[1]− ha experimentado un proceso inverso. La identificación de estas características en un lugar cualquiera se ha convertido en un nuevo parámetro de interés estético que se impone obviando sus realidades sociales, políticas o económicas. En otras palabras, el paisaje alterado, al que con el tiempo se le han ido sumando otros aspectos y cotas de degradación globalizada, ha quedado investido de nuevos valores e intereses, casi como si se tratara de un nuevo monumento.

A todo ello se añade además el hecho de que, desde hace algunos años, ciertos puntos del planeta se disputan de forma obscena los mayores niveles de extravagancia, espectacularidad y despropósito medioambiental, lo cual los ha convertido en destinos privilegiados de artistas y fotógrafos subyugados ante la magnitud de las alteraciones fomentadas a golpe de petrodólar. Concretamente, algunas ciudades de la península arábiga parecen haber sido y estar siendo concebidas precisamente con tal fin. No obstante, lo que las rodea, lo que se halla en sus bordes y sus periferias, así como gran parte del territorio del Golfo, ha sido mucho menos atendido. En parte por las propias leyes y prohibiciones que hasta hace poco impedían el uso de cámaras allí; en parte porque donde se considera que no hay nada que ver, nada llama a ser fotografiado. Por todo ello, muchos de estos territorios por los que se ha desplazado Roger Grasas siguen protegidos bajo el manto de lo overlooked: aquello que aun estando presente resulta invisible.

Si a mediados de los años ochenta John Gossage, invitado a fotografiar en Arabia Saudí, declaraba sentirse interpelado por esa “nada” que ofrecía entonces el desierto y donde algunos locales procuraron evitarle decepciones por la ausencia de supuestos lugares de interés[2], unos cuantos años más tarde el proyecto Min Turab −que en árabe  significa literalmente ‘de la tierra’, lo que brota de ella− se propone constatar cómo se resquebraja esa nada: el punto exacto de su rotura, allí donde un paisaje se desgarra y otro nuevo se impone barriendo el anterior. Claro que el paisaje no es únicamente la tierra, el territorio que pisamos, sino también la forma que tenemos de percibirlo, de comprenderlo y evocarlo visualmente. De ahí que podamos concluir que en esa ambivalencia semántica del lenguaje que atribuye al concepto “paisaje” una doble realidad, material y cultural, también se juega la globalización del territorio. Las fotografías de Roger Grasas lo indican sin ambages.

Aunque su itinerario tiene algo de exploración decimonónica, el grand tour por los territorios de este Min Turab que es también fuente de alteración −siendo el petróleo el principal agente de cambio− no queda imantado por los nuevos centros de peregrinaje fotográfico. Por el contrario, su deriva parece conducirle en otras direcciones. En realidad, sus lugares de observación apuntan a los nuevos centros urbanos en su desarrollo desaforado, pero desde un posicionamiento ligeramente distinto: el de las afueras, el borde, la periferia o el callejón. Lo que puede ser percibido con ese simple desplazamiento de pocos kilómetros y lo que se despliega desde esa perspectiva secundaria menos privilegiada atiende a lo menor, al detalle aparentemente anecdótico, pero que en este caso resulta ser el más significativo. En su conjunto, estas fotografías proponen escrutar con cierta calma los puntos exactos donde la alteración produce un desacompasamiento fatal, la fricción que viene a desbaratar anteriores visiones e ideas de un lugar: las que podríamos tener nosotros como espectadores extranjeros sin conocimiento de causa, las que podrían tener también los habitantes locales lidiando con la vertiginosa transformación de sus paisajes a los que, por primera vez en la historia, sobrevivirán.

El imaginario Disney, quizás el primero en concebir paisajes auténticamente híbridos y globalizados, ha quedado perversamente amalgamado con el encanto de las Mil y una noches; el olvidado centro histórico de Doha ha sido ocupado por una pista de karts; focos, ferias, recreaciones y trampantojos… No hace falta enumerar los signos inequívocos de la conversión del lugar en parque temático porque actúan a nivel global. Todas y cada una de las imágenes de este libro, en mayor o menor medida, señalan el punto de no retorno de una alteración que no solo aniquila ciertas vistas desde una perspectiva paisajística sino, mucho más importante, impone otros modos de vida. Las implicaciones geopolíticas de los territorios de Min Turab conllevan, además, otro matiz importante. Aquello que en Barcelona o en Nueva York apenas provocaría discusión, en ciudades como Abu Dhabi, Doha o Dubai escandaliza y fascina a partes iguales al público extranjero. Es difícil resistirse a la crítica ante la omnipotencia del despliegue tecnológico y sustraerse al espectáculo más atroz de la globalización en países que no son los nuestros. Consciente de esta compleja tesitura, en este proyecto Roger Grasas opta por alejarse y observar desde cierta distancia qué se está produciendo en esas rocas sobre las que rompe el paisaje.

Si la concepción clásica del paisaje, cuya herencia pervive en muchos de los proyectos fotográficos actuales, contribuyó a naturalizar ideológicamente la dimensión desigual de las relaciones sociales, ocultando la realidad de los procesos históricos y conflictivos implicados, los retos con los que se confronta la práctica fotográfica actual en su reflexión sobre un paisaje cada vez más complejo son evidentes pero nada fáciles de abordar. La opción que se aprecia en el planteamiento de Min Turab podría ser justamente la de confrontarse con ese nuevo orden visual que determina las condiciones de hipervisibilidad –y experiencia– de unos paisajes y la exclusión de otros, identificando esos puntos ciegos donde oleadas de imágenes están siendo sustituidas por otras de muy distinto signo.

Marta Dahó

 

[1] «Empty, plain, vacant, surd, common, ordinary blank dull level beaches, unoccupied uninhabited, deserted fields, scanty lots, houseless typical average void roads». Vid. Robert Smithson apud Robert A. Sobieszek, Robert Smithson: Photo Works, Los Angeles County Museum of Art y University of New Mexico Press, Los Angeles y Albuquerque, 1993, pág. 25.

[2] La conversación viene relatada en este blog: http://www.hatjecantz.de/fotoblog/?p=4712.

PREMIOS

Min Turab premio

Honorable mention at RM Photobook Awards 2016

EXHIBITIONS
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